miércoles, 18 de marzo de 2015

LA DIMENSIÓN AFECTIVA EN EL APRENDIZAJE











“La didáctica de la L2 o Lengua Extranjera está marcada por un cambio de enfoque: de la enseñanza centrada en el profesor, en los contenidos y en el método a la enseñanza centrada en el alumno. De un énfasis en la enseñanza hemos pasado al auge del aprendizaje. Por tanto, nace la convicción de que es relevante estudiar las creencias del aprendiz, puesto que influyen en la percepción que éste tiene de su proceso de aprendizaje de la lengua, así como de su forma de abordarlo”. (García G. Gloria, 2010 en Autodidacta: revista on-line de educación).

La dimensión afectiva en el aprendizaje

Para Chastain (1975), existen tres variables de influyen en el éxito o el fracaso de los aprendientes: ansiedad, personalidad y creatividad.

El estrés es un estado de activación por necesidad o motivación. Siempre para aprender deber haber un mínimo de estrés, como representativo de la necesidad o motivación (Bodnar, 2000).

La ansiedad es una respuesta emocional que influye en lo cognitivo, fisiológico  y en lo motriz y repercute en una relación social no placentera. Es una conducta adaptativa defensiva ante la percepción de una situación para la cual no tenemos recursos para afrontarla satisfactoriamente con unos mínimos de eficacia y eficiencia.

Si la ansiedad es mantenida durante un periodo largo de tiempo y está basada en peligros / problemas reales, pasaría a denominarse trastorno, y no habría una conducta adaptativa. Sin embargo, si está basada en miedos o está en nuestra imaginación por lo tanto no es real, estaríamos hablando de fobias.

El problema de la ansiedad es que el cerebro realiza una interpretación de la realidad en función de unas percepciones que desequilibran el sistema de referencia del cerebro haciéndole creer que está en una situación de peligro, aunque esta no sea real para las demás personas. “Es una interpretación errónea de la realidad” aunque seamos conscientes de ello, pero no lo podemos controlar esa emoción en ese momento.
En el aprendizaje de idiomas, como el inglés, Gardner y Smythe (1997) exponen que “Después de minuciosas investigaciones, los aprendientes son más ansiosos como principiantes que en los de niveles intermedios o avanzados”, lo que significa que la ansiedad puede reducirse ante la seguridad que te crea la percepción de ser competente en el idioma.

La ansiedad es un enemigo del aprendizaje, y se debe buscar minimizarla en el aula. Rubio (2004:73). El profesor tiene en sus manos dos opciones:
     A: Eliminar la causa cuando se posible.
     B: Proporcionar al alumno ayuda para enfrentarse a ella.

Un ejemplo conocido es cuando en vez de pensar "Esto es una dificultad", se puede reestructurar el pensamiento diciéndose a si mismo "Esto es un reto que voy a superar".

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