miércoles, 30 de enero de 2019

EL CEREBRO FORMA PARTE DEL CUERPO Y TRABAJAN JUNTOS HOLISTICAMENTE



Para Rafael Yuste, Neurobiólogo, profesor de Ciencias Biológicas y Neurociencia en la Universidad de Columbia, e ideólogo del proyecto BRAIN, para intentar averiguar cómo aprendemos, necesitamos saber primero qué es un pensamiento. El Neurobiólogo explica cómo el proyecto BRAIN busca técnicas para observar todas las neuronas a la vez y ver las propiedades emergentes del cerebro a pantalla completa. “Una de mis pasiones es entender qué le pasa a tu cerebro cuando tienes un pensamiento; y para intentar averiguar cómo se aprende, necesitamos saber primero qué es un pensamiento”, sostiene Yuste. Todo lo que se enseña en las escuelas y en el sistema educativo, no está encajado con la máquina que lo genera que es el cerebro. Tenemos una disociación entre la educación y la neurobiología, y evidentemente deberían estar conectadas. “Que se involucren emocionalmente es lo principal, ya que los componentes emocionales están anclados en el sistema nervioso y te ayudan a aprender”, afirma el Neurobiólogo. Yuste propone técnicas que favorecen el aprendizaje como la tutoría con los alumnos, la motivación, el contacto personal, la inspiración directa. Para Yuste, el reto de la Neurobiología es entender cómo se genera el comportamiento en base a estos circuitos de neuronas, y construir así un sistema educativo adaptado al funcionamiento del cerebro. “Es posible que veamos en nuestras propias vidas cómo se descifra el cerebro, y por fin podremos educar a los niños de una manera más eficaz”.



Siendo neurocientífico, que Rafael Yuste admire a Santiago Ramón y Cajal desde su adolescencia puede sonar a tópico. Sin embargo, la lectura de “Los tónicos de la voluntad: reglas y consejos sobre investigación científica” del Nobel Aragonés, que su padre le regaló a los 14 años, marcó la vocación de uno de los creadores del proyecto BRAIN (Investigación del Cerebro a través del Avance de Neurotecnologías Innovadoras). Si sólo el nombre ya resulta complejo, sus objetivos lo son aun más. Porque lo que pretenden conseguir el grupo de científicos entre los que se encuentra el español afincado en Estados Unidos es, según palabras de Barack Obama (quien asumió como propio el proyecto) “obtener una fotografía dinámica del funcionamiento de nuestro cerebro para entender mejor cómo pensamos, cómo aprendemos y cómo recordamos”. BRAIN tiene unas dimensiones acordes con sus objetivos: involucra a laboratorios de muchos países, requiere cientos de millones de euros para poder ser financiado y la dedicación de un buen número de investigadores de distintas disciplinas. El fin último de BRAIN es mapear la actividad del cerebro, lo que permitirá desarrollar técnicas para alterar la actividad de circuitos neuronales y, de esa manera, corregir los defectos que provocan las enfermedades mentales entre otras utilidades. Los gigantes de la tecnología siguen con mucho interés los avances del Proyecto BRAIN. ¿Y porqué habría de interesarle a una empresa como Google, por ejemplo, la neurobiología? Rafael Yuste lo tiene muy claro: porque incluso los algoritmos utilizados por el mejor buscador del mundo son primitivos comparados con nuestro cerebro. Entender cómo pensamos sería un paso de gigante (y tal vez definitivo) para el desarrollo de la inteligencia artificial. Y aunque mentar estos avances produce vértigo y miedos en muchos, el científico español es un firme defensor del progreso: “La tecnología en lugar de limitarnos y atemorizarnos nos hará más libres. Será como un nuevo humanismo”.

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