Movimiento para aumentar el aprendizaje
Un terapeuta ocupacional llamado Jean Ayres, que trabajaba en la década de 1950, sugirió que las sensaciones eran "alimento para el cerebro". Cada vez más, la investigación vincula más movimiento con más aprendizaje. "Un número creciente de estudios demuestra que un estilo de vida activo y en forma es beneficioso para la salud cognitiva y cerebral a lo largo de la vida" (Chaddock et al 2018).
Una revisión, que estudió el efecto de las lecciones físicamente activas, descubrió que tenían un impacto positivo en los resultados educativos, como los niveles de atención y el rendimiento académico, así como los niveles generales de actividad física. De manera similar, De Greeff et al (2017) encontraron que la actividad física tenía un impacto positivo en las funciones ejecutivas como la atención y el rendimiento académico en niños preadolescentes. La neurocientífica estadounidense Dra. Wendy Suzuki descubrió que un solo ejercicio físico podría mejorar la capacidad de un estudiante para concentrarse en una tarea hasta por dos horas. (W. Susiki. 2017)
Mualem et al. (2018) estudiaron el impacto de 10 min de actividad moderada (caminar) en las habilidades de resolución de problemas matemáticos de niños de 6 a 12 años. Encontraron que todos los niños se beneficiaron de la actividad física, especialmente aquellos que tenían problemas con la escuela. En todas las edades, los investigadores encontraron que la actividad física mejoraba la memoria.
Recientemente, la investigación ha explorado el impacto directo del movimiento en el cerebro. Chaddock-Heyman, (2018) descubrió que el movimiento cultivaba las fibras nerviosas en las estructuras cerebrales que conectan los lados izquierdo y derecho del cerebro. ¡Estas estructuras transportan información sensorial y cognitiva entre los lados derecho e izquierdo de nuestro cerebro, ayudándonos a mantener nuestro equilibrio de atención, controlar nuestras emociones y pensar!
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