La pandemia ha traído a la vida de niños, niñas y adolescentes nuevas preocupaciones, miedos, infelicidad y ha puesto de manifiesto la magnitud de los problemas de salud mental que sufren los niños y niñas en nuestro país. Los trastornos mentales han aumentado del 1% al 3% en niños, niñas y adolescentes de entre 4 y 14 años y del 4% al 7% en el caso de los trastornos de conducta, en comparación con los últimos datos oficiales de 2017.
Recomendación 1.1. Dotar con los recursos necesarios y la formación adecuada a los distintos actores clave en la prevención y detección temprana de los problemas de salud mental infantojuvenil.
Recomendación 1.3. Implementar programas de prevención y promoción en salud mental en los centros educativos donde existen buenas prácticas sobre diferentes tipos de programas.36-
Recomendación 3.2. Formación del personal educativo en prevención y detección temprana de comportamientos suicidas en el ámbito escolar.
Recomendación 3.3. Redacción de protocolos específicos por parte de las Consejerías de Educación de cada comunidad autónoma para lograr avances significativos en la prevención del suicidio en los centros educativos.
5. CONCLUSIÓN
El impacto vital y emocional que ha supuesto la COVID-19 y las restricciones sociales que ha conllevado (especialmente el confinamiento) ha provocado que la salud mental haya entrado en el debate público como pocas veces antes lo había hecho. El replanteamiento de prioridades, así como la puesta en valor de los cuidados y las relaciones personales, hacen que sea un tema casi de moda.